Conocí a Verónica Aranda en Centrifugados. Cosas de la literatura. Nos intercambiamos libros. Cosas de los libros.
Leí su Postal de olvido. Le dije, tengo querencia por los libros de viajes-poemas o mejor dicho los que no son ninguna de las dos cosas y no tienes otra categoría donde encajen mejor. Ella estará conmigo en esto
Estos son los lugares desde donde Verónica envío sus postales.
No le quise preguntar por sus viajes. Cosas de la discreción y la literatura.
Le construí ocho poemas tomando versos de sus poemas-postales.
en una plaza donde
hay flamboyanes
donde los cinamomos
reconstruyo esta
historia colectiva
en donde da comienzo el desamor |
el tiempo acribillado
del dolor
con la impaciencia
propia del que llega
me llevaba hacia ti,
bajo el cobijo
el amor, descansando en una plaza |
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que me
conformaría con dejar
un incendio de olivos
tras los cerezos
que tienen los comienzos del amor |
tu cuerpo es la
extrañeza de las islas
que nos deja la
espera intrascendente
poco antes de la
lluvia
un deseo imperante de escribir |
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me hubiera recluido
en ese estado
con que afrontar
exilios, la bahía
desaliñada
y ronca, la canción de vencidos
entre la arcilla de lo pasajero |
se acercaba el final
y lo asumía
teniendo en cuenta
que llegué del Sur
observo los residuos
en donde recitábamos poesía |
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allá donde
la muerte
en el tiempo fragante
del almizcle
donde empieza el
desierto
sin ninguna textura de regreso |
medidas en la ausencia
un nombre de mujer
sino de calle
sin indagar el rumbo
no dudes en los cruces de caminos |
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