viernes, 2 de abril de 2010

Cinco días fuera de casa. IV



restos del llanto. y el tiempo, ignorante de mis penas, da la tregua de los ilusos. la que permite escoger, durante un rato, la pena menor. dejo de oír mis culpas sin excusas. me alivio, sabiéndome aquel, el tonto de remate. pero, por un rato, me dejo. sin razones para ello, claro. no sé de la soledad ni de la noche. sólo veo estas lágrimas sobre mi pecho como la sangre en mis oídos y el recuerdo, durante un rato lejano, de ti.