El hombre con hambre en varios tiempos

Poemas narrativos
Me levanto por la mañana y me afeito, preparado para el turno más apurado del año. Elijo. O huyo y me quedo remoloneando en la cama o abro la puerta y salgo a la riña. Tomo café de pie. Miro a la familia sentada. Beso a los niños en la coronilla, mientras acaban sus desayunos. Casi los bendigo sin querer. Cruzo de la puerta pafuera y desaparece ese olor. Bajo las escaleras. Rutina de sacrificio para los músculos. El ascensor aguardará mi vuelta. En la calle la cruzo. Miro añorante mi hogar desde la acera de enfrente y aguardo en la parada a la guagua que me llevará al trabajo. Sé, como cualquier nauta de una nave griega al que reclaman para un viaje perpetuo y legendario, de mi destino. Pues con toda seguridad acabaré naufragado bajo la maldición de alguna diosa celosa y cruel sin posibilidad de retorno al hogar. Me levanto antes del amanecer y tomo agua. Aguardo al sol junto al olivo comiendo pan y queso. Cuando ya calienta tomo el atillo de mis enseres y mi decisión fatal. El viento templado ya se cuela y recorre mi casa sin permiso. Besaré a mi mujer y mis hijos y echaré a andar por la vereda hacia el puerto. Por la vereda. Sin mirar atrás y meditando si mi historia la contarán los ciegos. Recuerdo cuando los viajeros del espacio comenzaron a subir a estas naves para marchar para siempre. Los cohetes, que en su día fueron nuevos y brillantes, ahora, presentan llenos de abrasiones, quemaduras y desconchones. En el hangar de pasajeros beso las manos de mis hijos nerviosos bajo los sonidos metálicos y las voces llenas de ruidos que derraman altavoces viejos y medio caídos. Las dolencias del espacio me esperan y no volveré. Ya no seré el mismo que ahora parte. Pero quizás aquí retornen las abejas algún día, para cuando no volvamos los que marchamos.

La calzada

La calzada (foto de Carlos Bruno Castañeda)

Mar negro

El mar Negro (foto Pino Caballero Gil y Carlos Bruno Castañeda)

El despegue

El despegue (foto de Carlos Bruno Castañeda)