Oigo a Lalá cantar su Mango.
Dice:
Sobre la sombra de un cuerpo
se construye una oración. En el tiempo en que te tengo
imaginado tu canción.
Y si la primavera nunca llega
dormiré hasta mi verano,
donde con la onda marina
me lave de desengaños.
Y si el recuerdo es persistente
y tu dulzura no me pasa,
me ahogaré en la madrugada
entre lágrimas y baba.
Me asomo a la ventana,
Y si esa lluvia no me mata
tenderé mi cuerpo al viento,
donde insectos y palomas
me tomen por alimento.
Y que siga la fiesta de las semillas,
y que gire la vida, en mí, sin la inercia de vivir.
Y que siga la orquesta de las abejas,
y que gire la rueda, en mí sin la inercia de vivir.
Sigue lloviendo sobre el almendro y mandarino.
Cosas que pasan.